La angustia nos invade, mientras nuevamente, Harding golpea la puerta esperando una respuesta por parte de nosotras.
— Señora Stewart, ya me dijeron que esta aquí, abra, por favor. — le pido.
Mi madre me empuja y yo niego al saber que quiere que abra la puerta.
— Abre de una buena vez, no nos va a matar aún. — dice mi madre.
Claro, la palabra aún me está tranquilizando mucho — digo mentalmente.
Sabiendo que no puedo evitar lo inevitable y que entre más haga esperar a Harding, más enojado va a estar, caminó hacia la puerta y la abro con cuidado. De inmediato, me aparto mientras él abre la puerta con violencia y como un toro enojado, mira toda la habitación e incluso entra al baño.
Mi madre y yo nos miramos entre sí, mientras él busca bajo la cama y el armario. Quisiera correr, pero, nada de eso me salvará de su ira. Por lo que, me quedo estática deseando que sea tan invisible como cuando algo bueno pasa.
— ¿Dónde está Marisa? — pregunta Harding mirando a mi madre y es allí cuando s