Estaba sorprendida, definitivamente mi día había comenzado bien al tener buenas noticias de mi embarazo, pero, apenas salí del hospital, los ataques han sido constantes. Sin embargo, intento sonreír y mantenerme calmada.
— Lamento eso. Desde que ha vuelto en sí, ha estado buscando culpables. Ayer era yo, hoy al parecer, te tocó a ti, mañana vere a quien culpara por lo que sucedió — se disculpó el señor Lennox.— Está bien, lo entiendo, no necesita explicar más. No todos los días estamos de buen humor.Pero tú hoy te has encontrado con todos a la vez. Qué problema — se queja mi mente y yo la ignoro.El señor Lennox, comienza a contarme lo que ha hecho últimamente, mientras caminamos hacia la tumba de Harding, hasta que me detengo en el sendero donde muchas veces en el pasado, caminaba rumbo al taller donde hacia las manuali