Harding, me acaricia la mejilla y me besa en un beso profundo que me recuerda de quien soy. Así, de la manera más dulce y a la vez pasional, calma mi llanto y me llena de seguridad sobre esto que hemos creado.
— Bueno, ahora si, vamos. Recuerda que hoy nos vamos. — Y no recorrimos el lugar. — le recuerdo.— Bueno, es selva. No tiene nada espectacular.— Cuando querías recorrer el lugar como adán y Eva, pero después de saber la satisfacción que da el sexo, si lo veías como algo espectacular. — le recuerdo y él sonríe.— Bueno, es que no es el lugar, es lo que voy a hacer en ese lugar y con quien — responde sonriente y yo niego al ver sus intenciones.— Mejor vayamos a casa pronto. Porque después vamos a prolongar la salida. — digo y él sonríe mientras acaricio mi anillo sin que él lo note.