Horas después
Intento moverme y mi cuerpo cruje mientras emito un gemido de dolor por cuanto me ha dolido ello. Deseando que el dolor desaparezca, busco volver a mi posición inicial y es allí cuando descubro que no dormí mal, sino que exigí mucho trabajo a mi pobre cuerpo. Recordando todo lo que sucedió, abro mis ojos sorprendida y miro a mi alrededor, encontrando una botella de whisky vacía y roda nuestra ropa en el suelo. A mi lado, hay un hombre completamente desnudo y yo… yo estoy igual. Rápidamente, intento levantarme y ello hace que me duela más el cuerpo.— Dios — susurro y noto que no tengo voz.¡¿Qué rayos hice anoche?! — grito mentalmente y como puedo, me levanto, comprendiendo que ni siquiera arrastrándome podré llegar a la puerta del baño. Indignada por mi situación, miro hacia el hombre dormido a mi