El miedo me invade y las lagrimas caen por mis mejillas. Preocupada, miro a mi alrededor en buscar el señor Parker o alguna de las chicas con las que limpio la casa, pero, no hay una sola persona conocida para mí y quienes me observan, es con oscuridad, como si vinieran de ese infierno que no conocía, para acabar y consumir el mío.

El hombre con el arma, me rodea y con la misma, levanta levemente mi cabello mientras respira tan cerca de mí que su aliento, chica con mi cabello. Me siento como si güera una presa petrificada, siendo rodeada por mi depredador.

— Jamás creí que Harding tuviera una mujer en su apartamento. — susurra el hombre con una sonrisa maligna.

— Deja de jugar con la niña y mátala, no podemos dejar testigos — dice una de las chicas que se sienta al lado de Harding a observar la escena.

— Espera un momento, la chica es bonita, así que, dé