Narra Miley
El recorrido de regreso a casa, ocurre en silencio. Uno bastante incómodo, donde mi mente no para de pensar en cosas que me dan miedo. Después de todo, hable cosas que quizás, no debieron agradarle a Harding. Solo eso explicaría su ceño fruncido y su mandíbula tensa. El auto se detiene cerca del ascensor y él baja el auto con enojo, caminando rápido hacia el ascensor, donde debo correr para alcanzarlo. Apenas cierran las puertas el ascensor, Harding se abalanza sobre mí, colocándome contra la pared.— Harding…— ¿Te gusta ser maltratada? — original Harding con enojo.— Yo…— ¿Por qué eres tan tonta?— Yo…— Debes dejar de decir solo una palabra o me voy a cabrear más— me advierte Harding y yo trago duro.— Lo siento, he cometido un grave error.&