Me sentía tonta, ¿Cómo que loca? ¿Cómo que mi cerebro no funciona? ¿Cómo es posible que diga algo así a una mujer? Definitivamente, la parte delicada y tierna de Harding, solo podía tenerla mi hermana.
— ¿Tampoco puedes hablar? — pregunta con el ceño fruncido.¿Le vas a dar más motivos para que te vea como una chica rara? Reacciona antes de que llame a un manicomio — me dice mi mente.— Harding.— Oh, entonces si hablas, ¿escuchas también? — Harding, también escucho. — murmuro intentando no avergonzarme más por su cara de sorpresa.— Bien y ya quitaste tu rostro… extraño. Eso es bueno. Ahora, ¿qué haces aquí, Miley? Dios, amo que me llame por mi nombre y no como esposa sustituta o cualquier nombre que inicie con M que se le ocurra.