¿Cómo era posible que aun siendo tan pequeña, fuera tan tonta para hacer algo así? Por más que piense en alguna respuesta lógica, todas me llevan a la misma: desde pequeña cada encuentro con un Lennox o los Stewart, era mi centenaria de dolor.
— ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás arrugado tu frente? ¿Qué te está molestando? — pregunta Hunter frente a mí con las dos copas que sin duda, tiene hace rato. — Lamento haberte hecho esperar. No fue mi intención.— No te preocupes por ello. Dos de los Lennox no están por aquí, así que, asumí que estabas con ellos. Ahora, esa no fue mi pregunta — dice entregándome una copa de vino.— ¿Cuál era? — pregunto al no recordar que me había dicho. — Bueno, este es el momento perfecto para que me dig