Cuando Rori entró a la habitación de la piscina observó a Seraphyna esnifar esa porquería, casi enloquece solo de verla, corrió hacia ella y la miró severo
—¿Qué crees que haces? —exclamó perplejo
Los grandes ojos de Seraphyna con pupilas dilatadas le miraron impactada
—¡Rori! Yo...
—¿Por qué lo has hecho?
—¿Y qué quieres? ¿Acaso no me olvidaste? Solo me dejaste de un momento a otro, no te importó como estaba, dime, Rori, ¿En algún momento de este tiempo pensaste en mí? —exclamó con dolor
Rori se acercó a ella, acunó su rostro y la miró con ternura y nostalgia
—Siempre pensé en ti, siempre quise volver... Soy un cobarde, ese es mi peor error, por favor perdóname.
Las lágrimas calientes bañaban el rostro de Seraphyna
—¡No lo digas! No te hubiese dejado volver, Hugh te hubiese matado, y si no estuvieras de nuevo frente a mí, yo preferiría la muerte, Rori, porque yo te amo —dijo besando sus labios con dulzura
Él correspondió su corazón latía con fuerza y la abrazó.
—Por favor,