Hugh se quejaba del dolor, estaba atado de pies y manos, sentado sobre una silla, sentía un miedo descomunal, miró de frente y pudo ver a Alfredo Lanzi frente a él
—Entonces, ¿Te atreviste a amenazarme? ¿Querías chantajearme? —el hombre hizo un sonido raro con su boca—. Mira ahora como has terminado, querido Hugh, ¿Es que no sabes el tamaño de tus enemigos? Ahora estás a mi merced, ahora no eres un rival para mí, derribarte ha sido como quitarle un dulce a un niño, y será más fácil con tu padre, en comparación contigo, yo no fallaré —sentenció
—¡Pagarás muy caro! —gritó Hugh—. Juro que te vas a arrepentir.
—Tus amenazas no tienen fuerza, Hugh, estás perdido.
Logan entró y sonrió al verlo, mientras aplaudía
—Hola, Hugh.
—Logan, bienvenido, ahora Logan trabaja conmigo, juntos somos un gran equipo, así que, quédate aquí, cuida a tu mejor amigo Hugh, y dale la bienvenida calurosa.
Logan sonrió, mientras lo miraba con odio
—¿A dónde vas, Alfredo? ¡Espera! ¡Negociemos, por favor!
—¿