Liam Flesher
La fiesta seguía en todo su apogeo cuando tomé a Liana de la mano y la saqué de aquel lugar.
Le había prometido tres días en una isla desierta para nosotros dos y debíamos tomar un vuelo en esa dirección.
Podríamos haber salido mas tarde, cuando las cosas se fueran calmando un poco, pero podía notar su incomodidad y la forma tan falsa en la que estaba sonriendo. Aunque si me lo preguntaban, ella estaba actuando maravillosamente bien fingiendo estar cómoda frente a estas personas.
Pero ya era suficiente. Había prometido demasiadas cosas a lo largo de la semana y estaba dispuesto a cumplirlas cada una de ellas y claramente empezaría en el vuelo de tres horas al que estaríamos sometidos.
Su mano se apretaba suavemente alrededor de la mía mientras subíamos a mi jet privado. Y cuando se sentó en uno de los sillones por primera vez sin nadie alrededor la vi suspirar profundamente relajándose poco a poco.
Y eso me hizo sentir más tranquilo, no solo por haberla sacado más rápido