El ambiente en la fiesta estaba cargado de tensión para Elena y Giovanni. Por el hecho de tener a la familia de ella cerca.
La mirada constante de su padre, y las sonrisas falsas de Verónica y Camila, ponían a Elena al borde. Giovanni lo había notado, y tras un tiempo observando el comportamiento de la familia Montalvo, decidió que era hora de moverse.
—Voy a saludar a un conocido que acaba de llegar —anunció Giovanni, tomando la mano de su esposa con firmeza, asegurándose de no dejarla sola ni un instante con ellos.
Verónica y Marcelo observaban desde su mesa, frustrados. Estaban esperando la oportunidad perfecta para hablar con Elena a solas, quizás sacarle alguna información sobre la vida privada de Giovanni, detalles que pudieran usar para su beneficio.
Sin embargo, Giovanni parecía siempre anticipar sus movimientos, manteniendo a Elena a su lado, con su mano firmemente colocada en su espalda baja, como un guardián que no la soltaba ni por un segundo la llevó entre los otros invit