Capítulo 26: El Precio de las Apariencias
— Ah, ¿entonces ella es tu esposa, Andrews? Te vi tratándola como una sirvienta, pero… esto ya es demasiado. — Sonrió con malicia. — Menos mal que puedes darte cuenta de que ella no encaja en nuestro mundo.
Algunos de los accionistas presentes no pudieron contener una risa baja, intercambiando miradas cómplices mientras murmuraban entre sí:
— Ah, aquella sirvienta torpe… ¡Ahora tiene sentido! — comentó uno de ellos, precisamente el que había estado en la reunión el día anterior, contándoselo a los demás entre risas ahogadas. — Siempre me pregunté por qué nunca lograba hacer nada bien…
Andrews, visiblemente avergonzado e irritado, miró a los demás con el rostro endurecido, pero sin saber cómo reaccionar. Estaba en una situación incómoda y, en su frustración, desvió la mirada, dirigiendo su furia hacia Aurora.
Otro accionista se acercó con una sonrisa sarcástica, como si Andrews simplemente participara de una broma.
— Siempre te gustan estas bro