Capítulo 21: Un hombre sumiso y obediente.
Aurora estaba sentada cómodamente en el sofá, con los pies descalzos recogidos bajo ella, observando la escena frente a sí con un brillo travieso en los ojos.
Andrews, aún atrapado en el trance del sonambulismo, hacía abdominales en medio de la sala con una disciplina casi militar. Cada movimiento era preciso, controlado, como si incluso dormido fuera incapaz de relajarse.
— Esto es tan injusto —pensó ella—. Hasta dormido es un robot del gimnasio.
Una sonrisa apareció en sus labios cuando una idea peligrosa cruzó su mente.
— ¡Ahora, haz abdominales sonriendo!
Él obedeció, y fue la cosa más rara que ella había visto. La sonrisa no encajaba con sus rasgos siempre serios, parecía algo que haría un muñeco de ventrílocuo.
Ella se retorció en el sofá, tratando de ahogar la risa.
— ¡Ok, ok, ya sé! ¡Haz abdominales de forma sexy!
Andrews simplemente comenzó a hacer los ejercicios más lentamente, como si estuviera grabando un comercial de perf