Capítulo 125: La Llamada en la Madrugada
La oscuridad de la habitación estaba cortada solo por la luz cálida de la lámpara de noche, proyectando sombras suaves en las paredes. El silencio era denso, casi acogedor, como si el mundo exterior hubiera dejado de existir. Aurora dormía profundamente, la cabeza apoyada en el pecho de Andrews, el cabello desparramado, la respiración lenta, sincronizada con la suya.
Pero entonces… vibración.
El sonido insistente del celular rompió la paz, vibrando sobre la mesita de noche como un recordatorio de que el pasado nunca duerme.
Andrews abrió los ojos. Quedó inmóvil por un instante, como si el mundo aún estuviera entre el sueño y la pesadilla. El número en la pantalla no tenía nombre. Pero él conocía bien ese número que hasta entonces estaba desactivado; un presentimiento apretó su pecho con una fuerza familiar.
Con cuidado de no despertar a Aurora, extendió el brazo y contestó, bajando la voz hasta casi un susurro:
—¿Hola?
Silencio por un segundo.