Capítulo 103: puerta cerrada me da rabia
Por la noche, la esperé en el estacionamiento. Le avisé que estaría allí. Frunció el ceño al verme parado, apoyado en el auto.
—¿De verdad me estabas esperando? Pensé que solo me traerías… —comentó sorprendida.
—Claro. Solo que no te traje los otros días por estar un poco ocupado, pero podemos —respondí, sonriendo como si fuera lo más natural del mundo.
—¡Hey! —De repente, escuché un grito lejano y, cuando miré —igual que Aurora, que ya estaba asustada—, un hombre con gorra y capucha avanzó hacia nosotros.
—¡No! —La jalé, girando hacia el lado opuesto para que no fuera alcanzada por la cuchilla. Esperé el golpe… pero lo que vino fue diferente. No sé cómo, pero Aurora movió su cuerpo hacia un lado, jalando el mío. Fue tan rápido que el hombre pasó de largo, cayendo hacia adelante, y la navaja quedó apuntando hacia nosotros.
—¡Aurora! —grité, intentando jalarla cuando ella se adelantó, pero me empujó con tanta fuerza que golpeé la puerta del