Karl entró ansioso con su esposa al apartamento, mas no fue necesario llegar a la habitación, porque apenas entraron, la chica lo empujó en el sofá de un puesto haciéndolo tomar asiento.
—No te muevas de aquí —le dijo con seriedad.
—Tranquila, no me iré a ningún lado —pronunció Karl, emocionado por