Al llegar al hospital, Diego llevaba a Amaranta entre sus brazos.
—¡Está embarazada, por favor, ayúdenme!
La pusieron en una camilla y la llevaron hasta una habitación. Mientras una ginecóloga la revisaba, el hombre tuvo que esperar afuera.
—Llamen a la policía, vayan por esos hombres, que los encarcelen.
Los hombres de Diego obedecieron.
Diego no estaba en paz, caminaba de un lado a otro, tenìa mucho miedo.
«Si no hubiera llegado a tiempo, Amaranta estaba en riesgo, y todo por mi culpa. Fui yo quien la llevó a esto, nunca podré perdonarme», pensó.
***
Enrique llegó hasta la casa, bajó de su auto, y vio la inundación, pero al escuchar a la policía, y ver ese auto, subió a su auto y se alejó un poco.
«Esos hombres trabajan para Diego, estoy seguro de eso, ¿Así que vino por ella igual que yo? M*****a sea», pensó.
Enrique esperó ahí, vio cómo sacaron a dos hombres de la casa y estos fueron arrestados.
Luego decidió seguir a los hombres de Diego, intuyó que Amaranta estaba con èl, y si que