Capítulo320
El cuerpo de Julieta se puso rígido y trató de apartar al hombre, pero parecía tan pesado como mil kilos y no pudo empujarlo.

—Leandro, estás borracho —dijo ella.

De repente, Leandro la abrazó con fuerza, levantó la cabeza, usó la barbilla para frotarle suavemente la frente y dijo:

—No estoy borracho, mi corazón. Estoy sobrio.

—Si estuvieras sobrio, no me habrías llamado mi corazón.

—Mi corazón —repitió Leandro.

Él le sostuvo la cara y dijo con una sonrisa:

—Si no te llamo mi corazón, ¿cómo debería llamarte? ¿Mi mujer? ¿Eh?

¡Borracho!

¡Este hombre estaba completamente ebrio!

Pero Julieta sintió una extraña sensación de alegría, porque ahora este hombre se parecía mucho al Leandro que solía amarla.

Era como si hubieran retrocedido en el tiempo.

De pronto, los labios fríos del hombre se apretaron contra los suyos. Su beso era apasionado y profundo, casi le quitaba el aliento a Julieta.

Retrocedieron mientras se besaban hasta llegar al borde de la cama.

Entonces Leandro la empujó sobre l
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