Dania.

Recorro el camino para llegar a la entrada de la casa de mis padres, siento las manos temblorosas cuando me acerco al timbre, pero logro tocarlo varias veces, son altas horas de la noche y posiblemente estén dormidos, miro tras mi espalda, al auto oscuro estacionado en la calle de al frente esperando a que entre a casa para marcharse, quería decirle que no me dejara en casa de mis padres, que me llevara con él a donde sea que se dirigiera, pero lo más seguro es que regresaría al departamento de Dominic para enfrentarse de él, me pregunto si cumplirá su palabra de no matarlo.

El sonido de pasos bajando las escaleras se hace presente y me pongo más nerviosa, los pasos se acercan cada vez más a la puerta y sin quererlo mis ojos se llenan de lágrimas y me abrazo a mi misma.

— ¿Quién es? - la voz amenazante de mi padre emerge del otro lado de la puerta.

— Soy yo, papá. - respondo con la voz quebrada, juraría que se me escapó un sollozo al final.

— ¿Dania?.- la voz de mi padre s