La visión de un pequeño lobo de pelaje plateado llama la atención de Sasha, quien lo observa saltar y jugar en la nieve.
¿Un lobo común? — piensa Sasha, encontrándolo demasiado pequeño en comparación con los lycans que ha visto transformados.
Pero sus ojos pronto se sienten atraídos por otro lobo, enorme y de pelaje negro, una figura imponente que corre por el terreno fuera de la mansión. Involuntariamente, sus labios tiemblan, y una tímida sonrisa empieza a asomar al reconocer al lycan en su forma animal, Miguel, el mismo que ha dominado sus pensamientos y su cuerpo de forma tan avasalladora… Inmediatamente, cierra los ojos y reprime ese gesto.
Las palabras de Miguel resuenan en su mente, cada sílaba cargada de dominancia y provocación, con esa voz ronca y profunda que sigue retumbando en su memoria:
“Cada macho que se acerque percibirá el olor de mi semen marcado en ti, hembra. Todos sabrán lo que hice contigo aquí, y ninguno se atreverá a acercarse.”
Sasha siente un escalofrío invo