El silencio entre ellos es denso, cargado de tensión y del peso de los instintos lupinos de Miguel. Su cuerpo entero se convierte en una barrera entre Sasha y cualquier amenaza; no permitirá que nada se acerque a ella a ningún costo.
Emite otro gruñido, más bajo pero más agresivo e impaciente, dejando claro que no retrocederá.
Preñada.
Las dos lycans se miran entre sí. Tanto Luciana como Kesha llegan a esa conclusión y luego vuelven a observar con cautela la postura de Miguel.
El lobo de Miguel suelta otro gruñido, más fuerte esta vez, e inclina su cuerpo ligeramente hacia adelante, una clara demostración de poder y dominio. No solo está siendo territorial; está actuando como un padre protector, un macho alfa determinado a garantizar la seguridad de su hembra y sus crías.
Incluso cuando la parte humana de Miguel sabe que Luciana y Kesha no representan una amenaza real, no puede controlar el instinto paterno de su lobo, que grita por llevar a Sasha