Roxy
Cuando conocí a Lexi, jamás pensé que una mujer como ella se fijara en un hombre como yo, pero estaba muy equivocado. Lo que yo necesitaba, ella lo tenía, y yo me esforzaría para darle lo que ella buscaba. Pero ahora mismo estoy en duda si hay un futuro con ella, un futuro para nosotros, pues ni siquiera sé si saldré de aquí con vida. Abro los ojos y mi cabeza duele; trago saliva y puedo sentir el sabor metálico de la sangre. Un gemido ronco sale de mi garganta, pues me duele todo el cuerpo. Cierro los ojos y tomo una respiración, y creo que es peor, pues las costillas creo que están rotas. Dios, y yo sin saber quién diablos está haciendo todo esto. De pronto, escucho que sueltan una carcajada. De inmediato, abro mis ojos y volteo hacia dónde viene el sonido. Frunzo el ceño porque Melina tiene razón: no reconozco al hombre. Él está sentado en una silla con un arma en su mano; se ve tan relajado que la verdad me desconcierta.
—Vaya, parece que te has olvidado de mí, que ni siquier