Conforme pasaba el tiempo los bebés iban creciendo, mientras Edie ya se había retirado los puntos de la cirugía y continuaba con sus actividades normales. En la mansión reinaba la tranquilidad, demasiada que parecía extraño.
— Qué has averiguado?
— Pearson tiene nuevos aliados. Aun no puedo dar que estas personas.
— Llevas tiempo investigando! No pueden ser tan escurridizos!
— Lo sé señor, pero solo tenemos sus nombres. Cuando intentamos dar con ellos volvemos a encontrar a las mismas personas.
— Cuales son sus nombres?
— Es una pareja, Sergio y Cristina. Aunque intentara tener más información siempre damos con los Peraya.
— Intentaste conversar con ambos?
— Mi informante dice que no sueltan prenda.
— ¿Debo encargarme yo mismo?
— Señor, Pearson tiene nuevas personas a su alrededor. Se ha vuelto imposible comprar a uno de los guardas o alguien que se encuentre lo suficientemente cerca.
— No puede ser que aún no logre tener nada de ese maldito!
— Señor, hay una cosa... Pearson tiene a u