Lucian odiaba no tener el control y sobre todo no comprender que ocurría. Como ahora. Se había despertado y tenía no solo a su hermano en la puerta con cara de incrédulo, sino a Aidan como si hubiera pasado por un fogoso episodio excitante.
-Hasta que... por fin... me sueltas- Aidan jadeó contra la almohada después de girarse boca abajo pareciendo ¿satisfecho? El olor que desprendía era sumamente dulce sobre todo por el semen que se encontraba entre sus muslos y en su vientre.
Lucian frunció el ceño mirándose su mano impregnada de la esencia de Aidan y del olor excitante de él, y se giró hacia su hermano carraspeando su garganta.
-Ellar, espérame en el comedor. Tengo otros asuntos que atender primero-
-Sí, me di cuenta- había decepción en su voz
Normalmente él era la que despertaba a su hermano todos los días y siempre iban juntos a desayunar. Él era el único lobo que le quedaba y verlo ahora con otra compañía en aquella situación comprometedora lo hizo sentir realmente incómodo. Aca