6 DIA DE CHICAS

POV ANDREA

Las semanas transcurrieron, yo me sentía traicionada y triste, pero, también me sentía libre. Pareciera que, aunque vivo de la misma manera (sin salir ni tener s3x0), era un peso menos el saber que no tenía novio, y menos un patán como Óscar, creo que no me merecía eso, yo pude haber hecho lo mismo, pero no lo hice por respeto a él.

El siguiente sábado, después de descubrir a Oscar, me desperté tarde como era costumbre en esos días, fui a la cocina por café y luego fui a la puerta de entrada a ver cómo estaba la mañana, encontré en la entrada un ramo de rosas con una nota en ellas:

“No sé cómo lo haré, te amo y recuperaré tu confianza” … Oscar.

Me sentí extraña, no sentía alegría al ver el detalle, me parecía más bien como un último recurso. Cuando éramos novios nunca tenía este tipo de detalles, así que ahora me parecían inútiles, pero las flores no tenían la culpa, tomé un florero,las puse en agua y las deje en la cocina.

No tenía ganas de estar en casa ese día. Cada fin de semana, Emily me insistía en salir a algún bar y divertirnos, la verdad no salía con ella por esperar a que, mi ahora exnovio fuera quien me invitaba. Hoy me apetecía salir por un helado o al parque, la llamaré para proponérselo.

—¿Te desperté bella durmiente? —le dije, burlándome dando un sorbo a mi taza de café.

—¡¡Mmmggrrr!! —solo un sonido como de oso durmiendo se escuchó.

—Anda ya levántate, es mediodía, siempre te aprovechas del pobre de Morfeo —le dije animándola a despertar por completo.

—¿Y qué quiere doña amargada tan temprano? —contestó, con un deje de flojera y molestia.

Yo solo puse los ojos en blanco y moví la cabeza negando las palabras de aquella perezosa, “¿temprano? ¿Es en serio?” Pensé y continúe con la plática.

—Quiero proponerte una salida hoy —le solté, dando otro trago a mi café.

—¿De verdad? ¿Iremos al bar? —contestó animada, parece que logré mi objetivo.

—Nada de bar —le dije seria —. Vamos por un helado ¿sí? —suplicando como niña chiquita.

—Que aburrida, pero, solo si son los de la plaza del centro, ese donde nos encanta ir —sabía que querría ir a ese lugar.

—Claro, a ¿cuál más? En una hora paso por ti, ¿va? —quedé mientras terminaba mi café de medio día.

—Vale, ¡te espero! —después de eso colgó y yo me fui a arreglarme un poco.

Lave mi cuerpo con agua tibia, fui directo al closet a buscar algo que ponerme, el día estaba soleado, así que opte por un vestido con flores pequeñas, manga corta, un poco holgado y un muy buen escote, me encanta estar fresca, me puse unas sandalias amarillas y un collar largo sobre mi pecho.

Amarre mi cabello en una cola de caballo baja, me maquillé muy natural, era medio día y no quería que mi rostro se derritiera. Fui a buscar a mi amiga para comenzar nuestro día de chicas.

Conduje hasta su casa y luego al centro, fuimos directo a la heladería, tomamos una mesa de las que estaban en la banqueta, la cual se adornaba con un muy grande paraguas verde limón, así miraremos la actividad en la ciudad.

—¿Y cómo te has sentido estos días? —preguntaba Emily devorando la banana Split que pidió.

—Algo rara, no sé cómo decírtelo, como con un peso menos encima, tal vez es cruel, pero he pensado que no quería tanto a Óscar como pensaba —le dije mirando hacia la calle, no poniendo atención en nada en particular.

—Era de esperarse, si prácticamente ya no había una relación, me alegra mucho que no la estés pasando tan mal —realmente ella se preocupaba por mí y yo agradecía mucho eso, éramos como las hermanas que nunca tuvimos.

—¿Y tú qué me cuentas? —continuamos con nuestra charla.

—Me quedé sin trabajo —dijo de la manera más natural que existe y encogiéndose de hombros como si nada importara.

—¿Y eso? —dije con preocupación.

—Mi jefe era un patán, siempre haciendo sus tontas insinuaciones, como si se me antojara un viejo feo y panzón —siguió embebecida en su postre al tiempo que me contaba.

—Pero, ¿qué harás ahora? —yo estaba más preocupada que ella, al parecer todo era tranquilidad en esa cabecita.

—No sé, buscar empleo —dijo encogiéndose de hombros despreocupadamente.

—Eres todo un caso amiga, yo estaría histérica, cuentas que pagar, escuela, mi título —solté como si yo fuera la que estaba sin empleo.

—Ya saldrá algo, tengo unos ahorros, con eso estaré bien hasta que consiga algo —seguimos platicando banalidades mientras comíamos nuestros postres, disfrutando del clima y mirando la gente ir y venir de un lado a otro.

Levante la mirada hacia la calle, pude ver acercándose a un motociclista, sentí algo raro en mi cuerpo, como una ansiedad, pero de esa rica, de esa que se siente como si trajeras cien mariposas en el estómago. Como si el tiempo pasara en cámara lenta, me quedé observando a aquel chico de chamarra negra de piel y con el casco del mismo color, pero al parecer él también se quedó fijo en mí, siguió lentamente en mi perspectiva, hasta pasar a un lado de la calle donde estábamos, ¿sería Fabio?

—...drea, Andrea, ¡Andrea! ¡¿Qué te pasa?! —me gritó Emily al ver que no me movía ni articulaba palabra alguna.

—¡Eh!... este… no… nada, no pasa nada —le respondí, regresando a mi helado.

—¿De verdad todo está bien? Pareciera que viste un fantasma —me dijo, con el ceño fruncido en evidente desconcierto, lo cual me causó mucha gracia.

—Todo bien, ahora después de aquí me toca elegir el siguiente lugar al que iremos hoy y ese será el parque que está por el oriente.

—¿Es en serio? ¿Qué hay de espectacular ahí? —no le gustó la idea, pero ella eligió la primera parada, así que era mi turno de escoger.

—Claro que es en serio, relajémonos un poco bajo la sombra de los árboles, te desquitas con el siguiente lugar a elegir —la consolé con la propuesta, su rostro se iluminó, pero después, se ensombrecieron sus ojos pensando a donde me arrastraría más tarde.

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