Bárbara.
Lunes, 11, marzo, 2030.
Respiro profundo y vuelvo a mirar la foto que me mandó George de los análisis de Milán, sonrío emocionada por saber que el pequeño ser que crece en mi vientre es de Milán y siempre ha sido así, pero lo que no comprendía, era el por qué le dijeron que no podía tener hijos, algo no cuadraba.
Suspiro y me bajo del taxis al parecer a Milán se le olvidó recojerme en el aeropuerto, camino hacia la puerta y esta es abierta por los gemelos que me reciben emocionados por verme.
— ¿Su padre ya regresó? — niegan, miro la hora y me parece extraño, son las 9 de la noche y Milán no se encuentra en la mansión, suspiro y Florencia aparece.
— Señora, por fin llegó, le preparo algo y... — niego.
— No te preocupes, Flor, ya comí, puedes ir a descansar — asiente y se retira, los chicos me ayudan a subir la pequeña maleta a la habitación y se despiden.
M