Narrador omnisciente.
La muerte la libero, pero la muerte se llevó su mayor felicidad y hoy con este poder en tus manos quedará si luchas por ellos o te rindes a tus más oscuros deseos.
Un ejército se formaba a las afueras de las murallas del valle en donde las criaturas se formaban para dar inicio a la batalla.
Más, sin embargo, las murallas abrieron sus puertas para que miles de hombres salieren y se alineaban para hacerles frente ante su amenaza, solo esperando a que su general aparezca para luchar a su lado.
De entre las sombras de los árboles y dándole paso las criaturas, un hombre con piel pálida, venas marcadas, dedos con uñas extremadamente largar, cabello negro, ojos dorados llegaba montado en una especie de oso deforme que rugía a medida que se acercaba.
Todos se preparaban para la batalla donde le darían fin a lo que les acecha sin flaquear y siempre con la frente en alto.
—¡Nos volvemos a reencontrar Castiel!— le dijo el ser mientras sonreía y mostraba sus putrefactos dient