¿Qué hago?

¿Qué hago?

En la mañana, Ross se despierta muy temprano, le duele la cabeza y esta muy confundida, ella ve hacia todos lados y no logra recordar donde esta. Además, se encuentra mareada y muy desconcertada, se pone las manos en la cabeza y se pregunta «¿dónde me encuentro?, ¿qué estoy haciendo aquí?, no recuerdo, lo último es que estaba muy divertida con mi jefe»

Al escuchar la ducha, ella se tapa la boca con las manos, «¿qué hice?, no creo que haya hecho lo que creo», pensó y se levanta poco a poco y se asoma a ver con quien paso la noche, ella se sorprende al ver que es Elon Jobs, quién se esta aseando, al notar su presencia, la saluda con amabilidad y le sonríe.

— Buenos días, ¿cómo amaneciste, Ross?, ¿Espero que hayas dormido bien? —expresión hombres mientras salía de la ducha para permitirle el paso a ella.

— Señor Jobs, espero no vaya a pensar mal de mí por lo ocurrido, es la primera vez que me pasa —expresa Ross, con la cara roja de vergüenza y su mirada hacia el suelo. En este momento son el teléfono, por lo que ella continúa— permiso, voy a responder.

— Buenos días, ¿quién habla?

— Ross, estoy afuera de la casa hace más de media hora, ¿dónde diablos estás?

— Primero que nada, me bajas el tonito de voz, me duele la cabeza. Segundo, tú me dijiste que llevarías a los niños en la noche o el lunes muy temprano. ¿Qué haces tú en la casa?, y ¿por qué a esta hora?

— Se supone que eres una mujer decente, deberías estar en tu casa y no en la calle, ¿dónde diablos estás?

En este momento sale Elon del baño se le acerca, para decirle.

— ¿Está pasando algo?, ¿tienes algún problema?

Ross se pone nerviosa y se le cae el teléfono el cual se desarma por completo.

— Señor Jobs, disculpe mi torpeza — dice mientras se agacha a recoger el teléfono, el cual esta desarmado en el piso producto de la caída.

— ¿Por qué tanta formalidad?, me puedes llamar Elon, en eso quedamos anoche —dijo aproximando sus labios a los de ella.

— Discúlpeme, señor Jobs, no recuerdo muy bien qué pasó anoche y la verdad…, yo no soy así. Me tengo que ir, mis hijos están en el frente de la casa con su padre y debo ir a buscarlos.

— Tranquila, déjame pedir un taxi para que te lleve —dijo y se dirigió hasta donde está su teléfono.

— Yo tengo mi carro, no se preocupe. Lo único es que no recuerdo, ¿dónde estamos?, o ¿cómo salir de aquí?

— Ross, ¿de verdad no recuerdas lo que pasó?, estamos en mi casa, los autos se quedaron en la tasca donde nos encontramos, estábamos muy tomados para manejar, así que no vinimos en taxi.

— Señor Jobs, me da mucha vergüenza con usted, la verdad no sé qué me pasó, por lo general no soy de ese tipo de mujeres —expresó con la cara roja, a pesar de que no se acuerda, si se imagina las cosas.

— Tranquila, no paso nada entre nosotros, estábamos extremadamente tomados y pedimos un taxi, así fue que llegamos hasta aquí — sin embargo, se aproxima a su cara juntando los labios, y añadió— tenía la esperanza de que hoy si pasara algo.

Ross sintió un alivio al escuchar aquellas palabras, sin embargo, la vergüenza no se le pasaba. Por lo que se apresuró a vestirse para ir a buscar a sus hijos. Por su parte Elon, se dispuso a llamar el taxi y así ella lograse llegar lo antes posible a su casa y así recibir a sus pequeños.

Al llegar a su casa, pudo notar la cara de indignación con la que Alex la recibió.

— Veo que no pierdes el tiempo, a penas te ves libre sales a revolcarte, ¿con quién sabe quién? —dice con arrogancia mientras la observa con desprecio.

— No me vengas con tu falsa moral, yo soy una mujer libre por quede hacer lo que quiera.

— Todavía estamos casados, por si no lo recuerdas y me debes respeto.

— Respeto es que tú me debías a mí, sin embargo, te encuentre revolcándote con otra en mi cama. Te lo digo una vez y no lo respiro, soy una mujer libre firmes el divorcio o no. Ya estamos separados y no pienso volver contigo, ¿dime que quieres?, ¿que me quede aquí llorando porque me fuiste infiel?, eso no lo voy a hacer.

— Contigo ya no se puede hablar –dice mientras se retira del lugar — solo espera y tendrás noticias de mi abogado, mis hijos no van a vivir con tus malos ejemplos.

Al notar que Alex se había ido, ella se volteó a ver a sus hijos, quienes tenían caras de asustados por el espectáculo que acababan de presenciar. Ella se le acercó con cariño y los abrazo, «lo siento mis pequeños, este tipo de cosas no la deben de presenciar ustedes…, les aseguro que no volverá a suceder»

Ya más tranquila, se dispuso a atender a sus hijos, pese al dolor de cabeza que tenía. Verlos allí con ella, la hacía sentir plena y feliz si por ella fuera, nunca se separaría de ellos.

Al comienzo de la semana, el jefe inmediato, el señor Antoni Bass, convoca a todo el personal a una reunión extraordinaria. Donde va a informar una serie de eventos que se van a presentar en la empresa, todo bajo la dirección del mismo dueño, el señor Elon Jobs.

«Espero que el señor Jobs, no vaya a tener un mal concepto de mí por lo sucedido el sábado. Ahora, ¿con qué cara lo veo?, ¿qué estará pensando de mí en este momento?», son los pensamientos que se le cruzan a Ross cada vez que recuerda que estuvo en una situación algo comprometedora con el dueño de la empresa.

En la reunión, Ross, se mostraba distraído, como si lo que estuviera diciendo Antoni, no fuese relevante. Cuando su jefe se percata de la aborda para hacerla quedar mal.

— Dígame señora Pons, ¿cómo va a colaborar con el evento?, debe tener presente que este desfile es uno de los sucesos de mayor importancia para la compañía.

— Eh… —dijo y se colocó la mano en la cabeza, puesto que no había escuchado nada y continuó— voy a colaborar en todo lo que se me pida, eso está claro.

— Damas y caballeros… la señora Pons, es un vivo ejemplo de las cosas que no se puede hacer, estamos en una reunión y ella se encuentra distraída —dijo para todos los presentes. Se le acerca al oído y dijo en un tono moderado— es obvio que debe colaborar con todo lo que se le pida, me refirió a su aporte en la programación del evento, esté pendiente de lo que se está hablando, por favor.

Posterior a eso, terminó la reunión, se suponía que ya todos los puntos estaban claros y cada uno sabía que es lo que debía hacer. Sin embargo, Antoni, no permitió que Ross saliera de aquel lugar, él necesitaba hablar con ella en privado. Una vez que estaban solos, él procedió a hablar con ella.

— Señora Pons, me gustaría saber, ¿qué está pensando usted? —dijo mientras caminaba alrededor de ella, esa era su forma de intimidar a sus subordinados— en la reunión se le pudo notar distraída y cuando le hice la pregunta puntual, me respondió con una evasiva. Lo que se nos viene es grande y usted se encuentra en otro planeta.

— Discúlpeme, señor Bass, no volverá a suceder. Una pregunta, ¿el señor Jobs, va a ser que guíe todo el evento?

— Efectivamente, el se va a encargar de supervisar y controlar todo, por lo que tengo entendido, el despide sin compasión a todo aquel que no le es útil, así que por favor, esté atenta — dijo para luego dirigirse a la salida— señora Pons, ya son seis años que tiene con nosotros, por favor, no haga que la despidan — y término de salir.

Una vez sola, Ross, se tapa la cara con las manos, «no puedo creer esto, porque me tuve que involucrar con el jefe, la situación se va a tornar un poco tensa estos días, solo espero no salir perjudicada», pensó, luego salió de la sala de junta y se dirigió a su oficina. Allí comenzó a trabajar, ella necesitaba concentrarse en su trabajo, de lo contrario podría salir despedida y eso es lo menos que necesita en ese momento.

Después de tranquilizarse a través de ejercicios de respiración, comienza a trabajar y sacar los pedidos que tenía pendiente. Necesitaba ponerse al día y concentrarse en el desfile que se aproxima.

Al llegar la hora de la salida, Ross, sale casi que corriendo, puesto que tiene que pasar por sus hijos en el colegio y el tiempo que tiene es muy poco. Al llegar al vehículo, entre e intenta que este prenda, sin embargo, eso no ocurre, «rayos, ¿que esta pasando?, esta mañana lo deje en perfectas condiciones aquí estacionado» pensó, por lo que sigue pasando la llave una y otra vez intentando que prenda el auto, pero sin éxito.

«Enciende carro, necesito llegar al colegio de mis hijos, no me hagas esto» se dijo. Ross se lleva las manos a la cabeza, se encuentra desesperada, puesto que los pequeños ya la deben estar esperando y no sabe qué hacer en ese momento, revisa la cartera y no tiene dinero suficiente para un taxi, «¿qué hago?, ¿qué hago?» decía una y otra vez en medio de su angustia.

En ese instante, llega un vehículo muy elegante y se estaciona a su lado, ella en medio de su desesperación no ve quien se baja del mismo hasta que escucha la voz ronca de un hombre.

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