Me sentía bastante enojada tanto conmigo misma como con Fiorella, aunque aquello había sido mi culpa, yo le pedí que me golpeara pero esa mujer se excedió. Si ella volvía a tocarme lo pagaría con creces. Y mientras me encontraba con ese gran mal humor, la nonna y mis amigas me ayudaban a levantar el ánimo. Ellas sabían que era mi cumpleaños, les había comentado hacía unas semanas ya que me lo preguntaron mientras estábamos haciendo diversas cosas del hogar.

Para cuando ellas acabaron y me pude ver al espejo, sentía que la persona reflejada no era yo, me veía tan diferente de incluso cuando me arreglaba para los eventos de la familia Napoli que no podía creer que yo podría lucir así de hermosa. Toqué mi mejilla con delicadeza y luego el cabello, los adornos que me habían colocado y la ropa que me habían dado.

— ¿De verdad esa soy yo? —se habían demorado algunas horas, quizá parecía que me habían reconstruido la cara a base de solo maquillaje.

— Claro que esa eres tú, siempre te he dich