Flor Pérez
Todo el camino, Christian y yo no volvemos a decir nada, mis manos están sudando, no lo niego, volver a la bruja de su abuela me pone así. Esa mujer me daba miedo, nunca necesito ponerme una mano encima para sentirme agredida, solo bastaba que sacara algún venenoso comentario para que me lastimara y eso no me gustaba en lo absoluto.
En aquella época, Christian no se interesaba en nada que tuviera relación conmigo, por lo que la bruja me hacía la vida imposible mientras no estuviera el señor Walker. Cuando él estaba, ella se portaba seria, enérgica, pero en menor grado.
Luego de varios minutos en carretera, puedo ver el imponente portón, inmediatamente, puedo sentir un enorme hueco en el pecho, pongo mi mano y masajeo mi pecho, este dolor no se quita y cuando menos lo espero, Christian toma mi mano, me observa con esos ojos azules, no me dice nada, pero ese apretón, me lo dice todo.
Al llegar a la entrada de esa mansión, montones de recuerdos comienzan a inundar mi me