Alma
Miguel no formuló ninguna palabra durante todo el camino. Simplemente nos recogió en la entrada del cine y se dedicó a conducir. No me ha dedicado siquiera una mirada, yo sé que está molesto, muy molesto y no me quiero imaginar las ideas que cruzan su cabeza.
—Papi quiero pizza — Le pide Gabriel.
—Llegando a casa ordenamos, campeón. Alma, si lo deseas, te dejo aquí y tomas un taxi para alcanzar a Marko. — Me sugiere centrando su fría mirada en el camino — Yo puedo cuidar a Gabriel esta noche.
—Claro que no. — Negué con la cabeza.
No entiendo cómo puede sugerir que deje a Gabriel para irme con Marko. ¿Acaso ha enloquecido?. Definitivamente Miguel es extraño. En ocasiones es dulce y en otras demasiado frío, tan frío que incluso a mí me asusta.
Condujo durante aproximadamente media hora sin formular ninguna palabra hasta que llegamos a mi departamento. Él me ayudó a cargar a Gabriel debido a que él se durmió durante el camino.
Ya es demasiado tarde y únicamente Pía se encuentra aquí