Capítulo 70 La paz no quiere reinar.
Narrador
Charlotte permanecía acurrucada sobre los brazos de Federick, mientras él, fascinado, deslizaba los dedos entre su cabello, formando suaves ondas como si quisiera grabar cada hebra en su memoria. El silencio entre ellos no necesitaba palabras, porque las caricias hablaban más fuerte que cualquier declaración. Su conexión, tras el éxtasis compartido, era tan íntima que el mundo exterior parecía inexistente.
Pero Joanne no compartía esa calma. Frustrada por no encontrar una solución más sutil para cumplir con las órdenes de Dorian, decidió recurrir a medidas extremas. Observó la vieja alarma de incendios en el pasillo y, sin pensarlo dos veces, sacó el encendedor de su bolsillo. Encendió un fuego improvisado en una caneca de basura junto a la puerta de la habitación donde estaban Charlotte y Federick.
Con el humo empezando a esparcirse, Joanne activó la alarma de incendios y salió corriendo hacia un lugar seguro. El grito ensordecedor de la sirena se propagó por el motel, desen