Lisa
El Sr. Akira entró al cuarto y me sentí aterrada, pensé que vendría a terminar lo que había comenzado en el estudio.
—Vas a tener trabajo que hacer, corderito.—¿Me necesita?
—Tal parece que la suerte está a tu favor hoy. Es el momento demostrar cuán eficiente puedes ser — arqueó una ceja—. Empezarás a estudiar en la universidad. Pagaré todos los gastos y, a cambio, deberás acercarte a un sujeto. No acepto errores.
—Entendido.
—Solo te diré lo que debas saber, nada más ni nada menos. Te deberás ganar su confianza a toda costa.
—Lo haré—respondí con seguridad.
—Me encargaré de todo y, si haces una estupidez o cometes un maldito error, ya sabes lo que pasará, ¿verdad?
—Sí, señor.
—Bue