—Quiero que vayamos a mi apartamento.
—No, Akira— se levantó y retomó su postura.—¿No me extrañas? ¿No deseas esto tanto como yo?— puso ambas manos en el respaldo de la silla—. Quiero que estemos juntos otra vez. Necesito escucharte, tocarte, sentirte; aunque sea por última vez, sé mía.—Akira…—Hace mucho no te tengo y no sabes lo que me haces falta, lisa.—No es el momento.—Esta bien, pero prométeme que habrá una próxima vez.—No puedo prometerte eso.Su teléfono sonó y lo buscó en su bolsillo.—Espérame un momento. Tengo que responder.AkiraLlamada telefónica—¿Qué me tienes?—Tenemos a la maestra,