Capítulo 24. Ponerme en mi lugar.

Capítulo 24. Ponerme en mi lugar.

Salí de la cocina y subí hasta el despacho de Lucien, él debía de estar allí. No era capaz de encontrar totalmente su aroma en el interior, pero no tenía nada que perder por probar, ¡o quizás sí! Pero no podía permitir que esa odiosa mujer echara a Rosa a la calle sin al menos luchar.

Toqué dos veces la puerta, pero no obtuve respuesta. Cuando estaba a punto de marcharme, la voz de Lucien resonó desde el interior.

—Pasa, Emila —dijo Lucien con voz adormilada.

Abrí la puerta y me fijé en que en el pequeño sofá había una manta y una almohada. Lucien estaba tomando asiento detrás de su escritorio. Tenía una expresión cansada y portaba sendas ojeras. Llevaba durmiendo ahí varios días y, aunque sabía que yo tenía la culpa de ello, no sabía muy bien por qué lo hacía. Respiré profundamente y me dirigí a él.

—Alf… Lucien, hay algo que debo pedirte...

—¿Qué es lo que pasa ahora? ¿Ya te has cansado de comer con el servicio? —respondió y, no sé por qué, p
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