Después de superar la crisis emocional que trajo la reaparición de Ana, Elena y Lucía se sumergieron de nuevo en sus proyectos creativos y en la vida que habían construido juntas. Su comunidad, llena de personas apasionadas por el arte y el bienestar común, era una fuente constante de inspiración y apoyo. Pero su tranquilidad se vio amenazada cuando un problema legal inesperado surgió, poniendo en riesgo uno de sus proyectos más importantes.
Elena y Lucía habían estado trabajando en un proyecto urbano destinado a revitalizar un espacio comunitario abandonado. El proyecto incluía la creación de un jardín comunitario, áreas de recreo para niños y espacios para exposiciones artísticas al aire libre. Sin embargo, un día recibieron una notificación legal que amenazaba con detener todo el progreso realizado.
"Elena, tienes que ver esto," dijo Lucía, sosteniendo la carta con un aire de preocupación. "Están diciendo que no tenemos los permisos necesarios y que debemos detener todo el trabajo