Estamos sentados en el comedor comiéndo en silencio, ya ni siquiera tengo apetito debido a los nervios pero sigo comiendo tal como lo hacen los demás. Parece que ninguno está dispuesto a hablar. ¿Es que acaso no quieren a su madre?. En casa de mis padres nunca hay estos silencios incómodos.
— La comida está deliciosa. — dice la Sra Miller. — ¿Por qué están tan callados, tan horrible es que venga a visitarlos?
— Claro que no mamá, eres bienvenida cuando quieras. — le contesta Noah.
— De vez en cuando quiero ver a mis niños y tengo que saber cómo va el Hospital por aquí.
— Todo va bien, no debes preocuparte.
— ¿Ya estás trabajando, Madison?
— No, mamá. — responde Maddie dejando los cubiertos encima de su plato. — Pero pronto lo haré.
— ¿Y qué estás esperando? Ya no eres una universitaria, Madison. Debes comenzar a dirigir el Hospital con tu hermano. — la regaña.
— Sólo estaba familiarizándome con la ciudad y haciendo un poco de turismo antes de comenzar a trabajar. — explica Ma