—Tanto que te has quejado, y tuvieron que coserte la herida de la rodilla y tienes un esguince en el tobillo. — me regaña cuando ya estamos afuera de mi casa.
Intento no mirarle porque no quiero admitir que llevaba razón, además tengo miedo de flaquear— sí, pero tú te has hecho el tonto en cuanto a lo que te he propuesto — le digo intentando convencerlo para hacer algo en contra de Raúl.