Capítulo 166: El silencio de Theros

El sol de Theros apenas asomaba entre las cúpulas doradas del castillo cuando el grito desgarrador de la Reina Madre retumbó por los pasillos de mármol. Isolde, vestida aún con el vestido de duelo con el que había dormido, caminaba descalza por los corredores, deshecha en llanto, con el cabello suelto y la mirada extraviada. Hacía más de una semana que el príncipe heredero Leonard había desaparecido sin dejar rastro, y nadie, absolutamente nadie, podía dar razón de su paradero. Ni una pista, ni una señal. Solo un silencio profundo, espeso, que envolvía al reino como una niebla maldita. Theros no había perdido solo a su futuro rey. Isolde había perdido a su único hijo, su corazón, su vida.

—¡Malditos inútiles! —rugió la reina con una voz que hizo temblar a los soldados formados frente a ella—. ¡Protegen las puertas, vigilan los muros, pero no son capaces de cuidar a un solo hombre! ¡A mi hijo!

Los capitanes de la guardia bajaron la cabeza. Nadie se atrevía a contradecirla. Las torres d
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