Capítulo XXIV

El día siguiente, al regresar de la delegación y entrar al apartamento, se dio cuenta de que Rosa Amalia había ido, porque al abrir la puerta, la misma arrastró la copia de la llave que ella introdujo por debajo de esta y además, porque escuchó los ladridos de Raley en el balcón, donde ella lo dejó atado a la correa. 

A las dos horas y en los días sucesivos él la volvió a llamar para disculparse porque comprendía que había sido estúpido con ella y no quería alejarla. Pero Rosa Amalia dejaba repicar el teléfono, no queriendo atenderlo. Cuando él se presentó en el apartamento, ella lo atendió desde la puerta, sin invitarlo a pasar, con la excusa de que le dolía la cabeza y se iba a dormir temprano. Pasó otra semana en que la volvió a llamar varias veces y ella no lo atendió. Fue de nuevo a su residencia y ella no e

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