Capítulo 40
Damon
El viaje de camino al hotel por la isla estaba siendo bastante entretenido, sobre todo por el hecho de ver a Darío y a Rebeca mirar todo con admiración. Desde lejos se veía ese hermoso brillo que ambos tienen en los ojos y en más de una ocasión tuve que mirar mal al conductor del auto. Quién dicho sea de paso no dejaba de mirar a mi esposa y ese lado posesivo que ni siquiera sabía que existía dentro de mí salía a la luz cada vez que lo pillaba.
En una de esas ocasiones al parecer lo miré bastante mal, ya que el hombre ni siquiera se animó a volver a despegar la vista de la carretera. Solamente quería tener ese momento dónde se veían hermosos para mí nada más y nadie tenía porque robármelo.
Cuando por fin llegamos al hotel, debo reconocer que el viejo había hecho una gran lección. Nos había mandado directamente a un hotel cinco estrellas, pero que ni con todo el dinero del mundo que pueda gastar me terminará pagando lo que me hizo.
Una vez ambos bajamos de la camione