Mundo ficciónIniciar sesiónMariano ríe suavemente, “vamos, muerde mi brazo o el hombro… eso te ayudará…”
“No, porfis…”
“Voy a contar a tres… es el último y ya con eso te dejo…”
Matilda sacudía su cabeza, pero al hacerlo se aferraba más y más a Mariano.
“Lista o no… tengo que hacerlo, ¿sí?
Tres… dos…”
Sin haber llegado al uno, Matilda ya había clavado sus dientes en el hombro de Mariano, mientras él aplicaba el ungüento en la última heridita. Definitivamente le iba a arder, era el corte más profundo y del que brotaba y brotaba sangre.
“¡Aaah!” Más que un pequeño grito, se escuchó como un pequeño gemido de los labios de Matilda, lo que hizo que Mariano se ruborizara de inmediato y lo distrajo por un segundo. Terminando de aplicar todo y habiéndola vendado, Mariano se quedó de pie, sin hacer o decir nada, esperaba que Matilda procesara su momento a su ritmo. La envolvió con sus brazos y apoyó su cabeza sobre la de Matilda.
Los dientes de Matilda sobre su ho







