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Luego de unos minutos le dice, “perdona que te haya agarrado en este momento… debía ser relajante para ti y ya nos pusimos todos intensos”, ríe suavemente.
Mariano niega con la cabeza, “¿quién dice que este lugar, una cerveza fría y la mejor compañía no son relajantes?”
Ahora coloca su mano en la cintura de Matilda para acercarla un poco más a él, “es todo lo que necesitaba, no podría pedir nada más…”
Matilda se sonroja nuevamente, ahora sí levanta su rostro para verlo a los ojos, “entonces que… que no nos falten estos momentos, ¿sí?”
Mariano asiente y ahora le da un suave beso en la frente, “jamás peque, jamás.”
En este momento Mariano sentía como si estaba soñando, de haber hablado un tema sensible y personal de Matilda a tenerla ahora tan cerca… además, el lado sensible que ella tenía por él. Era todo lo que estaba bien en su vida.
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Por otro lado, Enrique Quirós que iba entrando al Club, del lado del bar y justo vio esta interacción; además de un paparazzi incógnito que también