Matilda, algunos meses después de haber descubierto la verdad sobre por qué su novio la había dejado, no dudo en desahogar sus penas con unas bebidas. El tipo la engañó no solo con su actual novia, sino con una amiga muy cercana de Matilda.
Había visitado un bar, pequeño, probablemente el menos popular del círculo de estudiantes. En realidad, no estaba mal, solo era pequeño, oscuro, un poco de ‘mala muerte’, pero no le importaba. A decir verdad, mejor, así nadie la veía y andaba con chismes luego.
Después de unos cuantos tragos de más, Matilda quería borrar toda memoria de su ex. Como si el cielo la hubiera escuchado, a lo lejos vio a un chico que llamó su atención, su mente y su visión ya no estaban claras pero se animó a acercarse a él.
Cuando se levantó de su asiento, sus pasos eran tambaleantes, pero a medida se acercaba y se aseguraba de su decisión, sus pasos eran más firmes. Disfrazando así un poco su estado… De ebriedad. Sí, ya estaba bastante tomada.
Una vez con el chico, después de un poco de coqueteo, las cosas comenzaron a subirse de tono. Así, decide llevar al chico a su apartamento, que estaba a solo unas calles, con besos juguetones que poco a poco se tornaron apasionados.
“Mmm… Mmm…”
Justo frente a la puerta de su apartamento, él sonríe y dice, “Estás muy ebria… es momento de irme…”
El chic, a pesar, de querer una noche de pasión y nada más, en el fondo se sentía mal que la chica estaba tan ebria, que no quería sobrepasarse de esta forma.
“¡No! Solo continua, ¿sí?” En un tono insistente.
El chico se sintió un poco incomodo y con algo de pena hacia la chica, pues no era que no quisiera, solo… no era el mejor momento para ella, así que sinceramente le dijo, “Luego vas a decir que me aproveché de ti. No me has dicho ni tu nombre…”
“No tengo porque saber el tuyo, Matilda… es sex* de una vez, una noche…”
Matilda por una extraña razón se sentía completamente atraída a este hombre, como una polilla atraída a la luz. Desde que lo vio en el bar, en esa esquina escondida y oscura, se dirigió hacia él. Sin embargo, su estado de ebriedad no le dejaba pensar claramente, su mente y su visión estaban igualmente nubladas.
El chico ríe.
Ella un poco molesta le dice, “¿Qué? ¿Acaso no quieres? ¡Para qué viniste!”
El chico la sostuvo del mentón, con un poco de esfuerzo y autocontrol le dice, “Si continúo, no me podré detener…”
“No me importa, por eso te traje.”
Mmmm.
Sin más, él la cargó en sus brazos y ella inmediatamente enrolló sus piernas a su cintura y sus brazos alrededor de su cuello. Así, cuerpo a cuerpo entraron a casa de Matilda. Él, instintivamente buscó la habitación.
“¡Aah!” Tras una pequeña risita Matilda entendió que había caído en la cama.
Las manos de él eran fuertes y dominantes, recorriendo todo su cuerpo y cada uno de sus espacios desnudos.
Mientras se besaban, ella iba bajando a cada uno de los botones de la camisa de él, sintiendo sus muy firmes abdominales y el inminente calor corporal, imposible de ignorar.
Así, en el frenesí del momento quedaron sus cuerpos desnudos, a pesar de tener sus mentes nubladas, Matilda disfrutaba cada contacto que él tenía con ella. Los besos, los toques eléctricos, la forma como sus manos se deslizaban en sus piernas, muslos, senos.
Él, disfrutaba ver la cara de placer de Matilda, su cuerpo excitado, pidiendo más y más.
“¡Ah! ¡Aah! Mmmm… No te detengas.”
Él ríe, “Te daré una noche que no podrás olvidar. Jamás.”
“Hablas mucho… ¡aaah!”
Y efectivamente, así fue.
Jamás pudo olvidar esa noche.
A la mañana siguiente amaneció adolorida y sin entender o mejor dicho, recordar lo que sucedió.
Revisó su teléfono y solo vio una foto movida y borrosa que no permitía diferenciar nada.
En su apartamento, no había señal de nadie más. Pero su cuerpo sí tenía recuerdos.
Solo de pensarlo nuevamente, se estremeció y fue a tomar una ducha bien fría.
Al volver a su habitación vio una notita, con una letra que no era la suya. Lo primero que pensó fue, en el número del chico de la noche anterior.
Sin embargo, al leerla vio ‘Idea: el mundo digital y el prosumidor.’
Rió pensando, “¿Y qué? ¿Idea mía o una pista de cómo buscarte?Ya no sé quién es más idiota si él o yo.”
En efecto, no olvidó la noche que pasaron pero sí al chico con quien la disfrutó.
¡Carajo Matilda!
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Años después
Beep, beep, beep- suena el despertador de Matilda. Lo apaga y se quita su cobertor, suspirando en resignación.
“¡Ay! Otro sueño… Hombre misterioso, te sueño tanto.”
Había pasado ya tantos años y le era imposible recordar los detalles de aquella noche, solo recordaba los sentimientos y sensaciones que aquel extraño le dejó.
‘Matilda Inés del Bosco, ubícate que no tienes tiempo de pensar en tonteras.’
Además, en lo que menos quería pensar era en una nueva relación y en hombres.
Bue, será temporal ¿no?
¡Pin! Entraron notificaciones a su teléfono.
[Buenos días jefa, ahora es un día lleno de reuniones.
Llevo todo lo necesario.
¿Algo que necesites?]
[Buenos días Berny, recuerda mi primer bloque del día es con el jefe.
Te veo luego.
Imprime la nueva propuesta económica para el último proyecto.]
En cuanto estuvo lista, salió de casa en dirección a la oficina. El día estaba tan radiante, que eso la ponía de un mejor humor, su vida necesitaba eso, cosas buenas y energía positiva.
Al llegar al imponente edificio de BS Entertainment, su humor mejoró considerablemente.
‘Mi trabajo de ensueño.’
Se dirigió de inmediato al último nivel, en donde está la oficina del CEO, las salas de reuniones más grandes e importantes y algunas oficinas de directores, entre esas, la suya.
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“¡Buenos días jefe!”
Entra Matilda con unos documentos en mano, para revisión de Don Mariano Bonsole, su jefe y el CEO de BS Entertainment.
Matilda, una joven de 26 años, mano derecha de Mariano desde hace 8 años, ahora directora de mercadeo y comunicaciones de la empresa. Una mujer que cautiva a cualquiera con su inteligencia, belleza sin igual y su figura espectacular. Su cabello color café como el chocolate, largo y ondulado, sus ojos celestes que brillan casi como un cristal, sus labios rosa perfectos. Su figura ya ni se diga, una altura que le permitía tener unas largas piernas de envidia, con las proporciones perfectas tanto en el busto como en sus glúteos y una cintura como reloj de arena.
Atraía con facilidad a cualquier hombre, pero ella no se dejaba ganar tan fácilmente por cualquiera.
“Buenos días Matilda. ¿Amaneciste de buen humor?” Le dice una voz grave pero cálida.
“¿Cuando no?”, contesta ella en un tono bromista.
Mariano, de 32 años de edad, el heredero al grupo BS, ahora era CEO de este rama de la empresa de su familia. Sin duda el soltero codiciado por todo el país, tanto por su atractiva apariencia como por su bolsillo millonario.
“Ayer no parecías la Matilda que tengo aquí de frente…”
“¡Ay! culpa a Fermín, el pesado me dejó lidiando con sus rollos que yo… ¡ni al caso!”
Fermín Vilanova, Director de Relaciones Publicas de la empresa. Tenía muy buenas capacidades, pero cuando se acobardaba dejaba a Matilda a cargo de ciertas cosas.
Mariano rió suavemente, “Vamos, que tú manejas eso mucho mejor que él, de qué te preocupas.”
Matilda levantó una ceja, “Pues, entonces le cedo mi puesto y que él me ceda el suyo… total, no es ningún reto.”
“Vale, sabes que lo que digo no es mentira. Pero no, no dejaré que cambies de puesto.”
Al final de todo, Mariano le había confiado esta posición por la gran habilidad de Matilda.
“Igual, no te lo pondré tan fácil si algún día intentas moverme…”
“Te creo.”
Tras dar una revisión a los documentos que recién le entregó, Matilda le dijo, “mañana habrá casting… ¿Piensas asistir?”
Mariano lo piensa por un momento, “Lo consideré, pero hace tiempo no me involucro en eso.”
“Bien, si tú no vas, yo puedo ir por un momento...”
Mariano asintió, “No dejes que Galilea te complique la vida.”
Galilea Garcia, Directora de fotografía, en el pasado fue compañera de Matilda en la universidad, pero Matilda al sobresalir en sus notas y demás actividades, se había ganado el desprecio de Galilea, por lo que frecuentemente se le hacía insufrible estar cerca de ella. Sin embargo, el aspecto laboral y su profesionalismo la mantenía de pie ante una pesada Galilea.
“Bah, no te preocupes, estará Cayetano y el inútil de Fermín.”
Cayetano Alvarez, Director de talentos, una pieza clave para la empresa, ya que de él dependía la nueva adquisición de talento, el mejoramiento y crecimiento de los actuales y la finalización de estos.
La mirada de Mariano se oscureció por un breve momento y le dijo, “está bien. Me reportas cómo va todo.”