Dante
He buscado por todos los putos basureros de la ciudad y no hay ni rastros de Anabela.
No sé qué me pasa, algo dentro de mí me dice que está viva.
Pero ya la busqué por todos los hospitales y morgues, pero no hay rastro de ella.
Cada noche recuerdo a Anabela. Recuerdo su aroma, su linda piel, sus ojos y su sonrisa.
Todas las noches tengo esos mismos sueños; pensé que se irían, pero no siguen y siguen.
He matado a muchas personas y nunca había tenido esto antes, y con ella es diferente.
Suelo despertar sudando en las noches; no sé qué me pasa.
Comienzo a creer más y más en que sí me enamore de ella.
Pero tengo otro problema: mi madre está encima de mí; desde hace unas semanas se la pasa marcándome; me pregunta por Anabela y siempre ignoro sus palabras.
Pero sé que en cualquier momento va a venir; sé que intentará matarme cuando se entere.
—¿Por qué sigues haciendo esto? —me interroga Mateo sacándome de mis pensamientos.
—¿A qué te refieres? —le preguntó.
—¿Por qué sigues buscando