Antes de entrar a la sala de reuniones, Valeria escuchó que los tres hombres reían.
—Eres toda una preciosura, encanto —dijo Franco cuando vio regresar a Valeria— ¿Porqué no sigues siendo una hermosura y nos sirves esos tres whiskys?
«¿Es que me contrataron para servir whiskys?», hubiera querido decir Valeria en ese momento, pero se abstuvo de hacerlo y obedeció la orden de Franco mientras percibía cómo su trasero era blanco de la mirada de los tres hombres a su alrededor. Jamás se había sentido más incómoda.
—¿Escuchaste lo de la religión de Mauricio? —preguntó Franco a Valeria cuando la joven se sentó a su lado, luego de haber servido las tres bebidas— Sabes que yo también he creído lo mismo, que cuando los científicos, en sus laboratorios, miran a través de los microscopios nuestras células es como si se apropiaran con la mirada de una parte de nosotros, que puede ser nuestra alma, eso se parece mucho a lo que alguna gente cree sobre las fotografías, que las cámaras capturan