Cap. 25: La magia se esfumó.
uliana asintió, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.
—No necesitas pedirme permiso.
Se acercaron lentamente, y sus labios se encontraron en un beso suave y lleno de amor. El tiempo pareció detenerse mientras se besaban, envueltos en la magia de la noche y la belleza de Salento.
Cuando se separaron, se miraron a los ojos, sabiendo que ese momento sería uno de los recuerdos más preciados que compartirían.
—Me traes loco, Juliana —declaró Alfredo con sinceridad.
—Tú también a mí, Alfredo —respondió ella, estrechándose en sus brazos.
Después de una velada mágica en las calles de Salento, Alfredo acompañó a Juliana a su hotel, una suave llovizna empezó a caer, pero ellos disfrutaban como dos adolescentes. Caminaron juntos, disfrutando de la compañía y de la tranquilidad de la noche. Al llegar a la recepción, Juliana se acercó al mostrador para confirmar su reserva.
—Buenas noches, tengo una reserva a nombre de Juliana Zapata —avisó sonriendo al recepcionista.
El recepcionista revisó