Sídney estaba de pie en el salón con los documentos que le había entregado el médico a Daniel. Después de tomar el chocolate, Daniel había subido al cuarto de Nicolás a descansar, quería estar allí y conocer más a su hermano. Necesitaba descansar porque no había pegado ojo en toda la noche. Después de enfrentarse a Damon y hablar con otro médico, se había quedado en el parque pensando en cómo y por qué le había tenido que pasar aquello y releyendo una y otra vez el diario de quien decían que era su hermano. Se había sentido perdido en medio de dos vidas, una al lado de su madre y otra con la de Nicolás y Sídney, todos eran su familia al fin y al cabo y todos sabían más de él que él mismo, ¿cómo podías elegir algo si no te conocías a ti mismo? Durante toda la noche le había estado dando vueltas a la cabeza que hasta llegó un punto en que le había comenzado a doler.
Después de tanto pensar se había dado cuenta de una cosa, tal vez no se acordaba de Sídney ni de Nicolás ni mucho menEstaban en el hospital, se habían reunido con el médico quien les había explicado el procedimiento que iban a tomar. Después de que llevaran a Daniel, Sídney y Nicolás se quedaron en la sala de espera a esperar que terminaran de asistirlo. Estaban entusiasmados al igual que nerviosos.Se encontraban sentados en uno de los bancos, solo llevaban allí unos treinta minutos y parecía una eternidad. Frente a ellos había un televisor plasma que transmitía videos navideños. Se suponía que debía distraerlos, pero no lo conseguía.Sídney sabía que debía llamarle a Olivia y contarla todo, pero era navidad, estaba con su familia y tenía que ser así, si la llamaba acudiría a estar con ellos y de paso estropearía su navidad. Se había sacrificado mucho por ellos, no quería fastidiarla ese momento, ya se lo comunicaría mañana, aunque se lo reproche.—Iré por café — dijo Sídney mientras se ponía de pie e iba hacia la cafetería del hospital.Necesitaba relajarse y sentir que todo e
—Te lo juro, entre tu esposa y yo no hay nada —dijo Frank preocupado al imaginarse que de eso iban a hablar. Había notado que a Nicolás no le había caído nada bien al verle hablar con Sídney en la tienda anoche y eso que solo era su cuñado, ¿qué pasaría si se trataba de su verdadero esposo que además era su hermano? —ni siquiera sabía que estaba casada.Daniel lo miró con el ceño fruncido. Desde que Sídney y Nicolás habían salido de la habitación se había puesto más serio. Sabía por todo lo que estaba pasando y no podían pasarle desapercibido. Se acordaba de todo y estaba más furioso por dentro que iba a hacer algo al respecto.—¿De qué me está hablando? —preguntó incorporándose y sentándose sobre la cama.—Pensé que estaba molesto por que… —se dio cuenta de que no tenía que seguir con el tema si no quería liarla.—Oye, tengo problemas más importantes que pensar que entre usted y mi esposa puede haber algo. Si hubiera pasado por lo que hemos pasado nosotros
Sídney abrió la puerta de su habitación esperando encontrar a Daniel descansando en la cama, pero para su sorpresa no se encontraba allí. Prendió la luz preocupada y miró alrededor. Estaba sentado en el sofá con la mano sobre la frente moviendo los dedos de un lado para otro. Ella se acercó y se arrodilló frente a él.—Daniel ¿qué sucede?—No puedo dejar de pensar y recordar — habló, se notaba angustiado— no nos dieron ni un solo día para que hiciéramos nuestra vida.Sídney cogió su mano y la besó. Ojalá pudiera borrar esa experiencia de su mente. Levantar un día y darte cuenta que no habías sido tú mismo no podía ser nada agradable.—Estábamos casados y solo debíamos empezar una vida juntos, pero acabé viviendo con otra mujer que no era la mía.—Daniel…—Besé a otra mujer y no eras tú —había dolor en su voz.—No fue culpa tuya, te forzaron a perder la memoria. Pero sigo queriéndote y volvemos a estar juntos, creo que es lo que importa.Daniel le mantuvo la m
Sídney había llamado a Olivia mientras se dirigían al aeropuerto y le había contado todo sobre que Daniel había recuperado la memoria y que estaba ahora con ellos. Estaba contenta y enfadada por que no se lo contó antes como suponía Sídney. Dijo que los encontraría cuando despidieran a la familia que había ido a pasar la navidad con ellos.Llegaron al aeropuerto y llamaron de nuevo a Eduardo para poder encontrarlo con facilidad porque había gente por todos lados. Decidieron indicarle dónde se encontraban y lo esperaron en el auto. Minutos después lo tenían en frente, traía un maletín con él.—Bienvenido papá —dijo Nicolás y lo abrazó. Se separó de él y Sídney lo abrazó igualmente.—Hola hija — le dijo Eduardo mientras besaba su mejilla.—Hola papá&
Nicolás se dio cuenta al fijarse en sus miradas, las reconocía.—No, no, no —se puso de pie —. No podéis marginarnos de repente, formamos parte de todo esto, ¿recordáis? —Sídney también se puso de pie y le tomó del brazo.—Creo que será mejor que nos vayamos, necesitan hablar.—¿Y yo qué? ¿Acaso he hablado suficiente? —Eduardo resopló, pensó que algún día su hijo cambiaría, pero parecía lejano ese momento.—Nico, por favor, —le pidió Daniel —os enteraréis de la decisión que tomemos. Habéis hecho muchísimo, ahora nos toca a nosotros.—Sí, os toca la mejor parte… — Sídney tuvo que arrastrarlo a la cocina para que dejara de montar una escena.—¿Se puede saber qué te pasa? — le preguntó Sídney una vez que estuvieron en la cocina.—Es que no los conoces como yo, — dijo apoyado las manos contra la encimera mientras observaba a su padre y su hermano sentarse y empezar a hablar —nada bueno puede salir en que estén de acuerdo en algo.—Ahora se trata de algo serio, so
Cuando al fin regresaron al salón, Olivia había llegado y estaba intentando entender de qué iba la discusión entre Nicolás y su padre, se notaba desacuerdo por todos lados de parte de Nicolás.Olivia vio que Sídney se acercaba y sonrió aliviada acercándose a ella. Se detuvo al fijarse en Daniel, él se acercó a ella y le tendió la mano, ella estaba sorprendida mientras le ofrecía la suya.—Quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí y por ellos. — se refería a Nicolás y Sídney.—No ha sido nada — dijo absorta sin dejar de mirarlo a los ojos distraída. Daniel colocó la otra mano sobre la suya.—Sí lo ha sido, si no fuera por ti probablemente no estaríamos aquí. Muchas gracias.—Lo he hecho con mucho gusto, me alegro que estés bien. —Daniel intentó soltarla, pero parecía imposible. Sídney carraspeó y separó sus manos con cuidado.—Oli —la llamó y ésta la miró.—¿Qué? —se dio cuenta de lo distraída que estaba cuando ella los separó. —perdón.—Daniel —llam
Joanna entró a toda prisa en el hospital, había recibido una llamada en la que le decían que tenían a su hijo ingresado. Traía a sus dos guardaespaldas a distancia.—¿Dónde está mi hijo? —preguntó en la recepción.—¿Quién es su hijo? —preguntó la recepcionista.—¿Cómo que quién es mi hijo? —alzó la voz, estaba agitada —Daniel, Daniel Anderson —dijo — ¡Me llamaron de este hospital y exijo ver a mi hijo ahora!La recepcionista tecleó el nombre en el ordenador y buscó información.—Lo siento señora —dijo después de revisar y no hallar el nombre de Daniel — no aparece ningún…—¿Señora Anderson? —se acercó Frank a ella. Joanna lo miró y al notar que era médico prestó atención.—¿Tienen a mi hijo o qué? — preguntó alterada.—Por su puesto que está con nosotros,—la alejó de la barra de la recepcionista —pero hay algo que debe saber.—¿El qué? ¿es grave? —preguntó preocupada.—¡Daniel! — Jessica estaba entrando en el hospital con Megan, habían pedido al
Llamaron a la puerta y se levantó Daniel a abrirla. Jessica estaba frente a él con una bandeja de alimento y una sonrisa en los labios.—¿Puedo pasar? —preguntó emocionada de tener a su hermano de vuelta.—Por su puesto — contestó Daniel tomando la bandeja de sus manos para así ayudarla.—Gracias. Quería traerte yo la comida y de paso estar contigo.Jessica cerró la puerta y se acercó a la cama con su hermano, se sentaron sobre ella.—No te imaginas lo angustiada que estuve cuando no supimos nada de ti —confesó — pensé que no volvería a saber de ti.—Ya no quiero que pienses en eso, — le sonrió Daniel — estoy de vuelta.—¿No vas a comer? — Daniel miró el alimento en la bandeja —Debes de tener hambre, la comida de los hospitales suelen ser un asco. —Daniel recordó que sí había tenido un buen desayuno con su hermano y su esposa esta mañana, nada que ver con el hospital.—Tienes razón —cogió una cereza y se la comió. —Por cierto — dejó la bandeja de lado y le to