Santiago corre detrás de Mateo por toda la casa. Danny se masajea las sienes e intenta pensar en algo para mantenerlos quietos. Hace más de una semana de haber regresado y mi vida se ha convertido en todo un reto. Ser padre no es una cosa que aprendes en dos días y eso me tiene entre la espada y la pared.
—Un coscorrón no le hace daño a nadie. —resolvió Danny poniéndose de pie.
—Si tocas a mi pequeño, te mato —lo amenace alcanzando a mi hijo para sentarlo en mis piernas.
—Okey, tampoco es para tanto —dijo tomando a Mateo por los pies para luego levantarlo y hacerlo girar. El pequeño demonio de carcajeó y cuando pensé que Danny no estaba dentro de sus cabales,